La Virreina Centre de la Imatge

Expos/Projeccions L'Argèntica / 1 agost, 2024
  • DATES: del 26.10.2024 al 26.01.2025
  • INAUGURACIÓ: divendres 25 d’octubre, a les 19 h.
  • LLOC: La Virreina Centre de la Imatge
  • ADREÇA: Palau de La Virreina, la Rambla 99, 08002 Barcelona
  • COM ARRIBAR-HI: Metro L3 estació Liceu
  • HORARI: de dimarts a diumenge i festius d’11 a 20 h.
  • ENTRADA: lliure

TEMA: Clemente Bernad (UPIFC) exposa a La Virreina Centre de la Imatge el seu treball documental rigorós sobre el conflicte basc entre 1987 i 2018.

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FOTODOCUMENTALISME ARRISCAT I HONEST

Tres dècades de combat documentalista contra (en paraules de Bernad) “la versió oficial imperial i implacable” que, entre d’altres, enalteix el dolor dels qui guanyen front el dolor dels qui perden. Un treball  honest imprescindible per evitar que el poder imposi sense resistència el seu relat que “alló mai va succeïr”. Recordem-nos per exemple de les desinhibides paraules de Felipe Gonzalez sobre la guerra bruta: “No existen pruebas, ni existiran”, que són més pròpies d’un capo di maffia que no pas del que cabria esperar dels qui s’omplen la boca amb “la democracia y la libertad” (igual que ara ho fa recurrentment el PP).

L’honestedat, però, té un alt preu que Clemente Bernad (UPIFC) ha pagat amb escreix. Reproduïm uns fragments de declaracions seves amb els enllaços a les fonts.

“A finales de los años 80 sentí que necesitaba contar ese conflicto con el que estaba tan familiarizado y que tenía lugar justamente donde había nacido y donde vivía: en mis calles, en personas conocidas, en mis amistades, en mi familia, en los ámbitos públicos y privados que frecuentaba… En todas partes. Por eso se titula “Cerca de aquí / Hemendik hurbil”. Me gusta mirar aquello que me es cercano, quizá porque ahí me encuentro con todos mis fantasmas y mis miedos. La propia imagen de la cubierta de este trabajo que ahora presento habla bien a las claras de ello: es una fotografía de una pegatina de apoyo a un miembro de ETA del barrio en el que vivíamos que se encontraba encarcelado, colocada en el portal de nuestra casa de Pamplona/Iruñea, y que fue rayada con una llave o punzón. El conflicto estaba ahí mismo, no a miles de kilómetros de distancia, en la imaginación de nadie ni en las citas a pie de página de ninguna tesis doctoral. Quien colocó la pegatina y quien la rayó convivían en el mismo lugar y en el mismo tiempo. El aquí y el ahora como territorios preferentes de la imagen documental”.

“Decidí enfrentarme como fotógrafo a ese conflicto que causaba una enorme desazón y que había conseguido alterar profundamente la convivencia —nuestra convivencia— a través de asesinatos, incidentes callejeros, detenciones, secuestros, extorsiones, ausencia de libertad de expresión, amenazas, violencia policial, arbitrariedades de todo tipo, censura, torturas, guerra sucia del Estado, inseguridad generalizada y una gran incertidumbre.”

“Las arbitrariedades y abusos policiales han sido habituales mientras realizaba este trabajo. No fue ninguna sorpresa y desde luego ya contaba con ello. Las autoridades y los cuerpos de policía se dedican sistemáticamente a prohibir, entorpecer y sabotear cualquier intento por contar, fotografiar, grabar o simplemente contemplar cualquier cosa que suceda en su radio de acción. Está en su ADN. Pretender lo contrario es un entrañable ejercicio de ingenuidad. En mi caso y en este trabajo, han sido habituales las retenciones, identificaciones, cacheos, reproches, insultos, porrazos o lesiones por impacto de pelotas de goma”.

“Solo recibí apoyo de aquellas personas que tradicionalmente han sido maltratadas, perseguidas y represaliadas. Incluso alguien le dijo a mi hija de nueve años, cuando descolgó el teléfono de casa, que a su padre le iban a meter dos tiros en la cabeza como a Miguel Ángel Blanco […]. Sufrí profesionalmente un apartheid monstruoso. Yo  trabajaba para medios de comunicación que me cerraron sus puertas de manera silenciosa y ruin, sin explicaciones, sin dar la cara. Me convertí en un apestado, pero de tercera fila”.

“Aprendí muchas cosas. También que la categoría de víctima no imprime carácter. Se puede ser un/a asesino/a y después ser víctima, lo cual no significa que debas ser considerado únicamente víctima a partir de ese momento. Se puede ser víctima y después agresor/a, y cada una de las dos identidades deben formar parte de tu personalidad. Cuando fui atacado despiadadamente por algunas víctimas de ETA me sentí desorientado y confuso. Y fui consciente del juego de intereses políticos y de poder en el que me habían situado […]. Se puede ser víctima y recibir como tal toda la solidaridad, todos los respetos y todos los afectos, pero se puede ser al mismo tiempo una persona deleznable y mezquina. Una cosa no quita la otra. Y a mí me tocó soportar a víctimas, periodistas y políticos de una enorme vileza”.

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Hernani, 1992. Homenatge a Juan Mari Ormazabal, membre d’ETA mort per trets de l’Ertzaintza.

Irun, 1996, Agents del CNP detenen a la frontera els autocars que tornen d’una marxa a Brusel·les contra la dispersió dels presos bascs.

París, 1993. Marxa a la presó de La Santé per demanar la repatriació dels presos bascs a Euskal Herria.

D’esquerra a dreta: coronel Máximo Blanco, general Enrique Rodríguez Galindo, el comissari francès Roger Boslé i José Maria Gurruchaga.

21.10.2024

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